Ícaro

Ícaro, hijo de Dédalo, creador del laberinto de Creta donde habitaba el minotauro (monstruo mitad hombre, mitad bestia) estaba en Creta sin poder salir de la isla por órdenes del rey Minos.

Cuenta la mitología Griega que Ícaro, a quien también llamaban el inventor del trabajo en madera, fue instado por su padre a huir de la isla porque ayudó a Teseo a entrar al laberinto de Minos, matando al minotauro.

Por esto Minos, rey de Creta decidió perseguir a Dédalo e Ícaro, éstos se hicieron alas, las cuales fueron elaboradas con plumas de aves que recogían, y pegadas entre sí con cera y tejidas con hilo.

Dédalo advirtió a su hijo que no volara muy alto ni muy bajo, pero éste, llevado por la emoción ascendió lo más alto que pudo y entonces el calor del sol derritió la cera de sus alas por lo que cayó al mar, el cual es conocido como el mar de Ícaro, en nombre del joven hijo de Dédalo.

Otra historia

Otra historia menos fantástica cuenta que Ícaro y su padre escaparon de la isla de Creta en embarcaciones diseñadas por Dédalo bajo el principio de la vela, la cual no era conocida por el hombre en aquella época.

En el naufragio hallaron tierra firme y al momento de descender a tierra, Ícaro lo hizo imprudentemente y cayó al mar ahogándose, Dédalo bautizó aquella tierra como “Icaria” y al mar que estaba allí llamo “mar de Ícaro” en nombre de su desafortunado hijo.

La leyenda fue fuerte, tanto así que se dice que Dédalo llego a Sicilia y ofrendo sus alas en el templo de Apolo y dejo una pintura allí con el desafortunado hecho de su hijo, por mucho tiempo también se mostró una tumba en el mar Egeo la cual era la supuesta tumba de él.

Al igual que se decía que en las islas de Ámbar habían dos columnas levantadas por Dédalo, una en honor a su hijo y otra en honor a él mismo.

The Lament for Icarus (El lamento de Ícaro).
Herbert James Draper, 1898. Pintura. Óleo sobre lienzo.
Album.

El cuadro El lamento de Ícaro es obra del pintor Herbert James Draper. Con unas alas enormes aparece caído y abatido el personaje mítico de Ícaro. A su alrededor tres ninfas lamentan su muerte.

Draper pintó este óleo sobre un lienzo en 1898 con la voluntad de representar la leyenda mitológica griega de Ícaro.

En la pintura la piel oscura de Ícaro nos muestra las consecuencias de su acercamiento al sol justo antes de la caída y su cuerpo frágil indica la vulnerabilidad del cuerpo, la mortalidad. Todo expuesto en la oscuridad de una luz cálida y tenue donde las ninfas de piel blanca brillan y advierten con la lira y la corona de que la vida es fugaz.

El lamento de Ícaro fue comprado en una exposición de la Academia Real y en 1900, durante la Exposición Universal de París, recibió la medalla de oro.

Información: Ícaro en Mitologia.info, 2017 y El lamento de Ícaro en Áltima, 2015.

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